sábado, 8 de enero de 2005

flashback

Mosaik.RubikMosaik: plateau. O Dead Pixels. O Sunreal. Aparte de la música, silencio. Oscuridad en la calle, tenue iluminación indirecta en mis 15 metros cuadrados. Una acogedora alfombra cubriendo el no menos acogedor vinilo marrón oscuro. Y la calefacción encendida. 22 grados dentro, 2 o 3 fuera. Detrás mía, la cama y la lámpara de leer por la noche iluminando cálidamente mi santuario. Delante, el portátil, manuales de bases de datos, asp.net, C# y papeles, muchos papeles.

Ella viene de la cocina con dos tazas humeantes de café negro en una bandeja. Llama suavemente a la puerta solicitando ayuda, pues viene con las manos cargadas. Abro. Ella me sonríe y entra con el café recién hecho. Lo coloca en nuestra pequeña mesa, testigo directo de nuestras charlas en las reuniones de té, galletas safari, música y cartas.

Afuera nieva suavemente. En la luz de una farola del parking, vemos los copos cayendo pausadamente, en silencio.

Podría ser a finales de 2003. Aunque el calendario me dice que sólo ha pasado poco más de un año, sé que ha pasado mucho más tiempo. Para mí hay un salto muy grande desde entonces hasta ahora. Para mí.

Vacío.

En la mesa de noche: El húsar, de Arturo Pérez-Reverte. Para darse cuenta de la realidad.
En el CD: Mosaik. Ya para recordar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El tiempo es algo tan subjetivo...Lástima que la dura realidad, en forma de hoja de calendario, evapore los momentos de paz.

Ya te echaba en falta!

Narú

Anónimo dijo...

Ojalá se hubiera congelado también el tiempo, suena muy triste.