lunes, 31 de diciembre de 2007

mi Laika

17 días me diste de más. Ha estado bien. Me hacía falta. Me han servido para volver a ser consciente de que estabas conmigo, de que te quedaba todavía tiempo. Tiempo es el que has vivido, casi catorce años. Y los has vivido muy bien, ya quisieran todos los perros disfrutar de la vida como tú la has disfrutado. Cariño desde luego no te ha faltado. Siempre has sido el modelo de perra perfecta. Nunca te peleaste con otros perros y eras siempre alegre y cariñosa con todo el mundo, ya fuesen humanos o de cualquier otra especie (exceptuando gatos y gallinas, tus puntos débiles :P).

Cierro los ojos. Intento recordarte. Podría hacerlo con los ojos abiertos, pero al cerrarlos el resto de los sentidos se agudiza y la mente se convierte en esponja. Tus recuerdos no se ven. No son imágenes tuyas corriendo por el campo grande o durmiendo hecha un ovillo al lado de la estufa o a los pies de mi cama. No es nada de eso. Tus recuerdos están dentro de mí, porque son las emociones que generan en mí el acordarme de tí. ¿No es una sensación genial?

Puede parecer algo muy manido ya, pero es tan real como el sol y la tierra: tú no has muerto. El perro sí, su vida se ha apagado. Pero tú no. Seguirás viviendo mientras haya alguien que sonría cada vez que te recuerde. Porque eras grande, Laika. Tan pequeñita y tan grande a la vez.

Aquella mañana lloré, hace ya dos días. Pero no lloraba por tí, sino por mí, por no poder seguir acumulando recuerdos de tí. Al menos el saber que lloraba por mí lo hace todo más fácil. Y lo mejor de todo esto es que, como leí en alguna ocasión, lo que ahora es una amarga tristeza se convertirá con el tiempo en una dulce nostalgia.

Duerme bien, estés donde estés. Y hasta siempre, mi Laika :)

martes, 11 de diciembre de 2007

Laika

Noto que el tiempo se me escapa de las manos, literalmente. Nada de lo que esté haciendo ahora me parece tener sentido, porque en este momento lo que necesito es estar a tu lado. Y si lo supieras estoy seguro de que necesitarías lo mismo. Porque creo que te vas a marchar y no vas a volver jamás.

Ahora es cuando me toca pensar en todo ese tiempo que no pasé contigo a pesar de que tú nunca tuviste nada más importante que hacer que estar junto a mí. Mi sombra, allá donde fuese, siempre que te dejaran venir conmigo. Sabías en todo momento cual era mi estado de ánimo. Si tú me sentías feliz, te acercabas a compartir mi alegría. Y si me sentías triste ponías suavemente tu cabecita bajo mis manos para que te acariciase. Entonces yo te acariciaba despacio... y me sentía feliz. Era tu sabia forma de producir felicidad: obligar a los demás a regalar cariño. Sin palabras me estabas demostrando que para ser feliz lo único que hacía falta era regalar cariño. Es cierto que mucha gente que me quiere me ha demostrado lo mismo que tú, pero un gesto vale mas que mil palabras, y tu no sabías hablar con palabras, sólo con tus gestos...

Me has dado tanto, tanto... a cambio de absolutamente nada. Me enseñaste lo que es la fidelidad y la lealtad, me demostraste la nobleza de quien estaría dispuesto a dar la vida por defender a los suyos. Muchos de los principios y los ideales que persigo te los debo en gran parte a ti. Soy quien soy gracias a ti. Y tú no lo sabes, ni lo sabrás nunca... o tal vez sí lo sabes y yo sólo soy un humano estúpido incapaz de predecir terremotos.

Me lames la mano, al igual que lamías el cuerpecito de tus cachorros aquella navidad del 96, hace ya 11 años. Porque me quieres como los querías a ellos, porque yo también formo parte de tu vida. Para ti no hay diferencia. Llevo más tiempo vivido contigo que sin ti. Eso deja una huella muy profunda.

Dos días. Qué digo, día y medio. Sólo día y medio. Y tú ahora mismo estarás durmiendo tan tranquila, aunque sé que la rusca te tiene que estar jodiendo pero bien. Te lo veo en la carita cuando te visito los fines de semana. Aún así cuando te acaricio la cabeza me cierras los ojitos mientras mueves el rabo y sonríes. Porque tú sabes sonreír, eso lo has aprendido de nosotros. Sabes que cuando estamos felices sonreímos y cerramos los ojos. Lo has aprendido y lo has convertido en un gesto más de los tuyos..

Como digo, día y medio. Aquel sexto sentido del que tanto hablan nuestros científicos humanos no ha podido evitar que hoy te detectaran una gran masa tumoral en tu vientrecito. Tu rusca.

Y dentro de día y medio abrirán tu barrigota, la misma que tantas veces he rascado hasta que dabas pataditas mientras echabas la cabeza hacia atrás y cerrabas los ojos en puro éxtasis. Y buscarán a la rusca, y ella será quien decida si continúas en la partida o tu mano ya no es una mano ganadora. Ya usaste un comodín hace año y medio, y espero que la suerte te haya regalado otro más que estás esperando usar en el último momento, para sorprendernos a todos.

Más pequeño que nunca. Se me está escapando un trozo de mi vida. Un trocito que todos ven muy pequeño pero que para mí es enorme, porque yo también soy muy pequeño.

Pase lo que pase. Llegues a donde llegues. Hasta siempre, mi Laikita. Te echaré mucho, mucho de menos. No te imaginas cuánto.



Laika

martes, 27 de noviembre de 2007

tiempo e intensidad

19 de enero de 2007. 19:00. Aeropuerto de Granada. Tomándome (cómo no) un cafelito pausado.
Enfrente mía, un viejo hojea un ejemplar del Daily Mail en el que se lee “So winter’s here, then!”. Hace una media hora escuché en la radio del coche que en centroeuropa han muerto treintaytantas personas debido al huracán “Cirilo”. Un huracán en Europa. Surreal.

Tras los ventanales, con el cielo nocturno tejiendo un tapiz azul oscuro (casi negro), descansa un avión de Scandinavian Airlines sacado de las tinieblas por las infinitas tonalidades de luz blanca que los reflectores y focos de la pista proyectan sobre él. Y algunas luces dispersas de colores rojo, verde, blanco... Y operarios con chaleco naranja fluorescente dando de beber a la nave.

Y dentro, un murmullo suave y monótono en la cafetería. Un mosaico de lenguas que se entremezclan como los colores de un cóctel de naranja y granadina o lima, dando como resultado un color único, indefinible e inclasificable.

Es un mundo distinto. Un aeropuerto es un espacio que no pertenece al mundo. Sus habitantes, los del aeropuerto digo, lo son porque forman una pequeña comunidad con muchos puntos en común. Aunque comparten un mismo espacio, sus mentes y corazones están en otro sitio. Ese sitio tal vez sea su punto de partida, en el pasado, o su destino, en el futuro. Y en medio está la línea que separa ambos sitios: el presente. Esta línea es mucho más intensa en los aeropuertos. Se hace más evidente, más palpable, más viva.

Suelo tener un concepto de tiempo muy ligado al concepto de espacio, o más bien de sitio. No estoy hablando de física. Es pura percepción subconsciente. El tiempo transcurre mientras permanecemos en un sitio concreto, y si ese sitio en el que estamos cambia a un ritmo natural, por lógica deberá naturalmente transcurrir un tiempo más o menos proporcional a la distancia entre el punto de partida y el destino. Los aeropuertos son sitios en los que la gente pasa de estar en un sitio inicial a estar en otro completamente distinto y muy lejano al primero… en muy poco tiempo. Jerez-Madrid. Amsterdam-Moscú. París-Casablanca. Málaga-Oslo. Ese ilusorio desajuste en la relación natural espacio-tiempo (mucho espacio, poco tiempo) de alguna forma hace que el tiempo que permanecemos en la línea divisoria se haga mucho más intenso, más especial. Y cuando el tiempo se vive intensamente, las emociones también.

Por eso los besos en los aeropuertos son más intensos.

El ambiente de un aeropuerto me contagia. Me gusta.

El vuelo iberia 070 se complica, dicen por megafonía. Es el que llega de Madrid a las 19.30, y es en el que viaja mi niña.

sábado, 18 de agosto de 2007

niña de Conil


niña de Conil
Originally uploaded by qvark
Cuando echas de menos a quien quieres sueles hacer cosas como poner una foto suya en un sitio bien visible, leer alguna carta antigua, coger algo de ropa suya que huela todavía como su pelo o, como en mi caso, elegir los calcetines que ella descolgó del tendedero y plegó como ella siempre lo hace: cada calcetín por separado y plegado sobre sí mismo, de dentro hacia afuera, hasta la altura del talón, para que sea más fácil ponérselo. Yo suelo agruparlos por parejas, doblando la parte alta de uno de los calcetines hacia afuera de forma que agarre la pareja completa. Ella elige ponérselos fácilmente y yo elijo asegurar que no se desparejen. Da lo mismo, ninguna forma es mejor que la otra. Cada uno de nosotros dos tiene su propia forma de hacerlo. Lo bonito del asunto es que nos da igual.

Pero hoy la echo de menos. Hoy especialmente quiero llevar puestos ese par de calcetines doblados a su modo, como ella siempre lo ha hecho. Sin saberlo me ha dejado en el cajón un trocito de ella, una parte de su personalidad, de su manera de hacer las cosas, de su cariño. Un regalo para mí. De ella.

jueves, 19 de julio de 2007

La educación de las hadas

Porque antes de ser adultos fuimos niños.
Porque cuando éramos niños jugábamos.
Porque en nuestros juegos existía la magia.
Porque la magia nos hacía felices.

Porque una secuencia de fotogramas
es capaz de hacer que nuestro pecho de adulto
se estremezca de felicidad.

Ahí está la magia. Pues claro que existe.

viernes, 8 de junio de 2007

sudáfrica


"Quien intente poseer una flor, verá marchitarse su belleza. Pero quien se limite a mirar una flor en un campo, permanecerá para siempre con ella"

-Paulo Coelho

viernes, 25 de mayo de 2007

Monos y plátanos

La historia que os cuento la podéis encontrar en internet repetida mil veces. Pero cuanto más se repita, mejor. La autocrítica nunca viene mal.

Estos días me estoy encontrando en el trabajo con situaciones similares, que a ratos me dan bastante coraje. Digo situaciones para así incluirme a mí mismo, por lo de la autocrítica y tal.

En fin, allá va. Que cada uno saque sus propias conclusiones.


Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.

Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo.

Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos.

Después de haberse repetido varias veces la experiencia, ningún mono osaba subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos.

Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo.

Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos.

Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.

Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo con el que entró en su lugar.

El primer sustituido participó con especial entusiasmo en la paliza al nuevo.

Un tercero fue cambiado, y se repitió el suceso.

El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos también por otros nuevos.

Los científicos se quedaron con un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca una ducha de agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentaba llegar hasta los plátanos.

Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta: «No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así».



Palabras clave: Mente abierta, innovación, creatividad, contracorriente, coraje, inconformismo.

domingo, 13 de mayo de 2007

Jeg savner deg kjempemasse


Ålesund kommune
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Hace un año (días mas, dias menos) había un chaval en la ESI de Cádiz al que seleccionaron para pasar una temporada de Erasmus en Noruega, en el mismo sitio donde sólo bastaron 10 meses para cambiar mi vida. Un profesor suyo y amigo mío me contó su caso y pensó que yo tal vez podría echarle un cable. A mí me gustó la idea, así que le pasé mi email. Mantuve correspondencia con él durante un par de meses en los que intenté ponerle al corriente de todo lo que podría hacerle falta durante sus primeras semanas en Noruega. Me lo agradeció enormemente, y aunque nunca pudimos cumplir nuestra palabra de quedar para tomarnos unas cervezas (por las razones de siempre, sin necesidad de excusa alguna), tengo muy buenos recuerdos de él.

La verdad es que fue una experiencia muy bonita el poder hacer algo con tan poco. Me refiero a poder aprovechar la simple experiencia del día a día en el extranjero para ayudar a alguien que todavía no tiene esa experiencia. Sólo necesitaba recordar (lo cual siempre me ha gustado) y sacrificar un poco de tiempo en escribir correos kilométricos (lo cual parece que se me da, el enrollarme demasiado digo).

Bien. Pues estando yo en el messenger ruinmente de incógnito (como No Conectado) se conectó este chaval al que nunca conocí personalmente. Y en su foto aparecía él junto a una chiquilla pelirroja que le da un beso en la mejilla. Y en su topic se puede leer "Jeg savner deg kjempemasse" (Te echo un montón de menos).

Y yo no puedo evitar pensar que si a este chaval al que nunca conocí le ha cambiado algo la vida el haber estado en Noruega, tal vez haya sido en parte por el granito de arena que yo puse en su día, movido por mis ganas de recordar cómo empezó a cambiar la mía. Siempre para bien, por supuesto :)

Un abrazo, campeón. Sigue en pie lo de las cervezas ;)

sábado, 3 de febrero de 2007

el sol de Praga


el sol de Praga
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27.1.07 - Dentro.
Sonido de agua de una fuente. Sillones color cereza de piel, rasgos angulosos que definen con precisión la sobriedad del hall.
Acogedor. Cálido. El sol entra por la ventana mientras escribo estas letras. La ventisca que hace cinco minutos me obligó a entrar acaba de pasar. Me imagino que el mirlo que vi antes saltando entre la nieve habrá encontrado un buen sitio para cobijarse.

Los mirlos checos son iguales que los españoles. Los animales irracionales no entienden de fronteras tanto como los racionales. Será porque tienen lo que son y son lo que tienen, y por lo tanto no delimitan tanto su entorno.

Praga me recuerda enormemente a Murmansk. Los semáforos encienden conjuntamente sus luces ámbar y roja.

28.1.07 - Vuelo Praga-Madrid.
Acaban de darme un almuerzo calentito y, mientras sobrevolamos la campiña francesa cubierta de nieve (aunque tal vez no sea la campiña francesa lo que sobrevolamos), me estoy tomando un café caliente. Ahora mismo no pido más. Cuando salía el avión pedía que Bárbara estuviese conmigo, y probablemente pediré lo mismo cuando llegue a Madrid. Pero en este momento estoy en paz conmigo mismo.

Praga, o la sensación de libertad que te da el explorar un sitio nuevo sin llevar reloj encima, es alucinante. Volveré, eso lo tengo claro. A Praga o a cualquier otro sitio, eso es lo de menos. Volveré a prescindir del reloj cuando toque explorar.

miércoles, 10 de enero de 2007

crítica y crueldad (y II)

Creo que casi todos tenemos un poco de ese morbillo por las desgracias ajenas. Todavía no he encontrado el motivo, o tal vez no quiero creerme que el motivo sea que somos así por naturaleza... A veces pienso que la crueldad es inherente al ser humano y que la única forma de combatirla es la educación.

En un plano un poco más cercano o más íntimo que el cine o la televisión tenemos a los blogs personales, en los que nos vamos escribiendo ideas sueltas, anécdotas, pensamientos más o menos profundos, relatos cortos, poemas… Para algunos el blog es su hombro de lágrimas, para otros es su manera de liberar estrés, para otros es la forma de saciar su necesidad de compartir lo que descubren. Todas son igualmente respetables.

En ocasiones he leído comentarios muy destructivos en alguna que otra entrada de algún que otro blog. Suelen durar poco ya que, por lo general, quien escribe el blog no tarda en borrar el comentario. Pero es igual que lo borre, el daño está hecho. A algunos les dolerá menos que a otros. Y una buena parte de éstos verá reducida sus ganas de escribir. Una de las críticas más injustas que me vienen a la cabeza y que he leído en muchos sitios es calificar pensamientos profundos de “filosofía barata”. Todavía no me explico qué gana alguien tachando de "filósofo barato" a quien se atreve a explorar dentro de sí mismo buscando el origen de sus sentimientos. A lo mejor esos ataques se deben a la frustración que genera el no ser capaz de hacer lo mismo, sea por la razón que sea. O tal vez por lo que comentaba al principio: para quedar por encima de alguien lo más fácil es hundirle. Esa mezcla de bajeza y caradura.

Hay quien cree que las personas se dividen en dos grupos: las personas buenas y las malas. Yo preferiría no creerlo, pero a veces me asalta la duda. Aunque, después de todo, mi límite entre lo bueno y lo malo es mío y sólo mío...

viernes, 5 de enero de 2007

crítica y crueldad (I)

Un compañero de trabajo me comentó hace poco que el buen crítico de cine es el que analiza una película, la compara con otras películas extrayendo elementos o puntos de vista comunes u opuestos y, en base a esa comparación, recomienda otras películas que puedan ser interesantes. Me pareció una buena definición para un buen crítico de cine. De cine o de cualquier cosa. En general.

Como siempre, hay de todo. Pero hoy les toca a los críticos destructivos: esa gente que parece querer justificar su sueldo (o ganar fama, si lo hace sin ánimo de lucro) desprestigiando y tirando por tierra el trabajo de los demás. Sin contemplaciones. Con el único fundamento de su opinión personal: tal película es un bodrio infumable (y el que diga lo contrario ya sabe: es igual de bodrio).

En muchos casos parece que criticar duramente un best seller o una película de gran éxito hace quedar al crítico por encima de la obra, y en cierto modo por encima también de todo aquel que la disfrutó. Parece que la forma más fácil de conseguir el éxito profesional es hundiendo a los demás. Y cuanto más alta esté tu víctima, más alto llegarás tú hundiéndola. Desde luego es mucho más fácil llegar al éxito así que superándonos a nosotros mismos, mejorando día a día. No mejor, sólo más fácil.

O tal vez no es eso lo que pretenden. Tal vez es simplemente una cuestión de forma y no de fondo... Hay muchas maneras de decir una misma cosa, dependiendo del respeto que tengamos a quien nos dirigimos. Y no estoy hablando de aparentar. No me refiero a la risa forzada que espera el momento perfecto para dar una puñalada por la espalda. El respeto en muchos casos es interpretado como hipocresía, pero no tienen nada en común: la hipocresía nace de una mentira encubierta, mientras que el respeto nace de un sentimiento profundo de igualdad. Y ahí no hay sitio para la mentira.

Hacer de la crítica destructiva una forma de ganarse la vida me parece bastante triste. Pero está visto que, si es así como se consigue el éxito, es porque hay gente que disfruta viendo como tiran por tierra el trabajo de otros. Realmente hay gente, mucha gente, que disfruta con las desgracias ajenas. Sólo hay que encender la televisión a cualquier hora de la tarde para comprobarlo.

Hoy estoy haciendo amigos :P