sábado, 15 de octubre de 2005

el viaje de Chihiro

Tal vez lo que está haciendo que me sienta cada vez más vacío es el ansia de tener cada vez más.

Buscar la felicidad donde nunca ha estado. Querer por ejemplo un trabajo estable para poder cambiar el coche viejo por uno nuevo, en lugar de sentirme afortunado por tener ya un coche gratis y un sueldo que ya quisieran muchos.

Pero la clave ni siquiera está en ser más feliz con el coche que tengo que con otro mejor, sino en darme cuenta de que el hecho de tener o no coche no condiciona para nada mi felicidad. Son cosas distintas.

Con las prisas y el estrés del trabajo es fácil olvidarse de las raíces de una vida. Para mí las raíces fueron hasta hace poco (o por lo menos lo tenía en mi cabeza hasta hace poco) el sentirme bien con lo que hago por el simple hecho de poder hacerlo, el sentirme bien a través de la felicidad de los demás, algo que se consigue con lo que eres y no con lo que tienes. Dando un poco de tí en lugar de dar un poco de lo que has adquirido en tu vida de forma artificial, lo que no es natural, lo que no puedes llevarte contigo a la copa de un abedul.

Puedes ser rico y sentirte desgraciado. Puedes ser plenamente feliz sin poseer más de lo que cabe en tus manos. Lo material y la felicidad van por caminos separados.

En realidad me sentiría más tranquilo si no sintiese la necesidad de ir en coche a todos lados, con el móvil en el bolsillo y quitando la carátula del radio-cd cada vez que salgo del coche, para que no me lo roben (y como ya me lo robaron hace un par de semanas, pues un problema menos :P)

No estoy intentando decir que se es más feliz teniendo menos cosas. Tener cosas no es malo, lo malo es cuando tenerlas se convierte en necesidad, cuando sientes que tu felicidad depende de esas cosas.

lunes, 3 de octubre de 2005

Hierro 3

"Salgo de mi casa.
Mientras estoy fuera, alguien entra en mi casa vacía y se instala en ella.
Come la comida de mi frigorífico, duerme en mi cama, mira mi televisor. Quizá porque se siente culpable, arregla mi despertador roto, lava la ropa, lo ordena todo y luego desaparece.
Como si nadie hubiera estado allí...
Un día entro en una casa vacía.
Parece que nunca haya estado nadie, así que me desnudo, me baño, preparo la comida, lavo la ropa, arreglo una báscula de baño y juego al golf en el jardín de la casa.
En la casa hay una mujer desanimada, asustada y herida, que no sale nunca y que llora.
Le muestro mi soledad. Nos entendemos sin decir ni una palabra, nos vamos sin decir ni una palabra.
Mientras elegimos una casa en que vivir, nos sentimos cada vez más libres.
En el momento en que parece que nuestra sed de libertad se ha aplacado, nos quedamos atrapados en una casa oscura.
Uno de los dos se queda en una casa hecha de nostalgia.
El otro aprende a convertirse en un fantasma para esconderse en el mundo de la nostalgia.
Ahora que soy un fantasma, ya no siento deseos de buscar una casa vacía.
Ahora me siento libre de ir a la casa en la que vive mi amada y besarla.
Nadie sabe que estoy allí.
Excepto la persona que me espera...
Siempre llega alguien para la persona que espera... Llega, seguro... hasta para la persona que espera...
Este día del año 2004, alguien abrirá el candado que bloquea mi puerta y me liberará.
Confiaré ciegamente en esa persona y la seguiré a donde sea sin que me importe lo que pueda suceder...
Hacia un nuevo destino...
Es difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad."

Kim Ki Duk



Estaba buscando la sinopsis, pero este texto del director explica mucho mejor de qué va la película. Y lo entiendes aún mejor cuando terminas de verla.

Hierro 3 (Bin Jip) Es la segunda película que he visto de Ki-Duk (la otra fue Primavera, Verano, Otoño, Invierno... y Primavera, también muy interesante aunque más papillita, a ver si encuentro un poco de tiempo y escribo algo sobre ella). El coreano es otro tipo de cine, en mi opinión muy distinto al americano (que es más espectacular) y también al europeo (que es más... ¿social?).

Creo que la filosofía oriental por lo general suele ser más simple que la occidental, entendiendo simple como sencillo. Las soluciones que esas filosofías proponen para los problemas suelen basarse en los valores humanos, personales, en lo que uno posee desde que nace. Suele dar más importancia a la persona que a la sociedad (sin que eso suponga aislarse unos de otros o ser egoísta). Esta manera sencilla y humilde de ver las cosas lo he notado en Hierro 3, y no sólo en la trama. No hay muchos efectos especiales, no hay mucho diálogo, no hay mucha música... y sin embargo la película atrapa, por su expresividad. Cuando sobra talento no hacen falta muchos millones de presupuesto para hacer una buena película.

En las películas occidentales solemos ver tramas complicadas, con muchos protagonistas, historias paralelas que al final se cruzan, malos que parecen buenos y al revés, etc. En la mayoría de películas orientales que he visto todo es bastante distinto. En Hierro 3 la idea es bastante simple: una persona hundida es como una casa vacía. Y una persona que entra en una casa vacía la llena de vida.

Me gustó sobre todo cómo Kim Ki-Duk consigue hacer magia sin recurrir a cosas sobrenaturales (aunque para más de uno lo sean), haciendo la historia mucho más humana, más cercana.

La película dura sólo 95 minutos, pero con eso le basta y sobra a Kim Ki-Duk para atraparte. Y apenas sin diálogo. No he visto una película en la que los protagonistas digan tantas cosas diciendo tan poco. Eso hace reflexionar un poco cuando lo comparas con los debates que echan en la tele a eso de las 4 donde se lían a gritar, todos a la vez, para al final no decir Nada. Es un contraste, desde luego...