miércoles, 10 de enero de 2007

crítica y crueldad (y II)

Creo que casi todos tenemos un poco de ese morbillo por las desgracias ajenas. Todavía no he encontrado el motivo, o tal vez no quiero creerme que el motivo sea que somos así por naturaleza... A veces pienso que la crueldad es inherente al ser humano y que la única forma de combatirla es la educación.

En un plano un poco más cercano o más íntimo que el cine o la televisión tenemos a los blogs personales, en los que nos vamos escribiendo ideas sueltas, anécdotas, pensamientos más o menos profundos, relatos cortos, poemas… Para algunos el blog es su hombro de lágrimas, para otros es su manera de liberar estrés, para otros es la forma de saciar su necesidad de compartir lo que descubren. Todas son igualmente respetables.

En ocasiones he leído comentarios muy destructivos en alguna que otra entrada de algún que otro blog. Suelen durar poco ya que, por lo general, quien escribe el blog no tarda en borrar el comentario. Pero es igual que lo borre, el daño está hecho. A algunos les dolerá menos que a otros. Y una buena parte de éstos verá reducida sus ganas de escribir. Una de las críticas más injustas que me vienen a la cabeza y que he leído en muchos sitios es calificar pensamientos profundos de “filosofía barata”. Todavía no me explico qué gana alguien tachando de "filósofo barato" a quien se atreve a explorar dentro de sí mismo buscando el origen de sus sentimientos. A lo mejor esos ataques se deben a la frustración que genera el no ser capaz de hacer lo mismo, sea por la razón que sea. O tal vez por lo que comentaba al principio: para quedar por encima de alguien lo más fácil es hundirle. Esa mezcla de bajeza y caradura.

Hay quien cree que las personas se dividen en dos grupos: las personas buenas y las malas. Yo preferiría no creerlo, pero a veces me asalta la duda. Aunque, después de todo, mi límite entre lo bueno y lo malo es mío y sólo mío...

viernes, 5 de enero de 2007

crítica y crueldad (I)

Un compañero de trabajo me comentó hace poco que el buen crítico de cine es el que analiza una película, la compara con otras películas extrayendo elementos o puntos de vista comunes u opuestos y, en base a esa comparación, recomienda otras películas que puedan ser interesantes. Me pareció una buena definición para un buen crítico de cine. De cine o de cualquier cosa. En general.

Como siempre, hay de todo. Pero hoy les toca a los críticos destructivos: esa gente que parece querer justificar su sueldo (o ganar fama, si lo hace sin ánimo de lucro) desprestigiando y tirando por tierra el trabajo de los demás. Sin contemplaciones. Con el único fundamento de su opinión personal: tal película es un bodrio infumable (y el que diga lo contrario ya sabe: es igual de bodrio).

En muchos casos parece que criticar duramente un best seller o una película de gran éxito hace quedar al crítico por encima de la obra, y en cierto modo por encima también de todo aquel que la disfrutó. Parece que la forma más fácil de conseguir el éxito profesional es hundiendo a los demás. Y cuanto más alta esté tu víctima, más alto llegarás tú hundiéndola. Desde luego es mucho más fácil llegar al éxito así que superándonos a nosotros mismos, mejorando día a día. No mejor, sólo más fácil.

O tal vez no es eso lo que pretenden. Tal vez es simplemente una cuestión de forma y no de fondo... Hay muchas maneras de decir una misma cosa, dependiendo del respeto que tengamos a quien nos dirigimos. Y no estoy hablando de aparentar. No me refiero a la risa forzada que espera el momento perfecto para dar una puñalada por la espalda. El respeto en muchos casos es interpretado como hipocresía, pero no tienen nada en común: la hipocresía nace de una mentira encubierta, mientras que el respeto nace de un sentimiento profundo de igualdad. Y ahí no hay sitio para la mentira.

Hacer de la crítica destructiva una forma de ganarse la vida me parece bastante triste. Pero está visto que, si es así como se consigue el éxito, es porque hay gente que disfruta viendo como tiran por tierra el trabajo de otros. Realmente hay gente, mucha gente, que disfruta con las desgracias ajenas. Sólo hay que encender la televisión a cualquier hora de la tarde para comprobarlo.

Hoy estoy haciendo amigos :P