- Son 6,95.
- Mmm... pues aquí dice 7,50...
- Ya, pero es que lleva el 10% de descuento.
- Ah, ¡que bien!... y eso, ¿Por qué? ¿Rebajas de enero?.
- No...
- Ah, es porque ya está muy visto ya por la gente... (tenía alguna esquina un poco gastada).
- NO. Es porque a los vecinos los tratamos de una forma especial.
- Ah... qué nivel. Pues muchas gracias, entonces. Hasta luego.
El librero de la tienda que hay debajo de mi casa pareció sorprendido (o incluso un poco indignado) cuando le dije que el libro costaba menos por estar un poco gastado... Se apresuró a decir que el descuento era porque a los vecinos los trataba de forma especial. No creo que me haya mentido.
Pero un problema que tengo es que suelo ser demasiado directo. Me lo dicen mis amigos, y hasta cuando bebo un poco más de la cuenta me dicen de coña que me pongo muy borde con la gente. Pero es que a estas alturas de la vida prefiero ir con la verdad por delante a ser malinterpretado. Si mis ideas molestan a alguien, que venga y me lo diga. Intercambiaremos opiniones y todos saldremos ganando. Pero hablando, ¿no? Que somos personas...En una situación normal, lo del libro muy visto por la gente habría sido una indirecta de las gordas, culpando al librero de dejar que la gente estropee la mercancía. Que los libros se hojeen antes de comprarlo lo veo lógico (aunque puedo estar equivocado). Y de tanto hojearlos, se gastan. Si no me gustan los libros gastados pues no los compro y ya está. No se lo dije con mala intención.
A lo que voy. Las indirectas me agobian un montón. Tal vez es que soy demasiado simple como para leer mucho entre líneas. O tal vez es por haber estado muchos años conviviendo con alguien con quien tenía que usar mi imaginación e intuición bastante a menudo para seguir adelante (hay que ver lo que hace una ilusión...). O tal vez estoy muy quemado por lo mismo y por eso he abierto un blog. Aunque me han dicho que soy muy negativo escribiendo, juro que no soy pesimista. 0:)
Creo que esto de las indirectas tiene algo que ver con lo que escribí hace ya algunos meses: tener que decir no cuando quieres decir si y al revés. Sería más fácil para todos actuar con la información que nos llega de los demás, sin tener que imaginarnos cosas que pueden ser o no ciertas.
Aunque sin indirectas se perderían muchas emociones de la vida. Porque las insinuaciones y las indirectas tienen mucho que ver. Y hay cierto tipo de insinuaciones que te hacen soñar. Aunque a veces atormenten, siempre son agradables en el fondo.
Vaya, al final me quedo con las indirectas aunque me agobien. Qué se le va a hacer, somos humanos. Lo último que yo quería era molestar al librero... pero es que no acabo de entender el mundo en el que vivo. Que alguien me lo explique...
Hace poco, mi padre (da igual su identidad, pensad en un protón cualquiera, pero que sea tradicional y bien entrado en años) alucinaba mientras le enseñaba cómo viajar con su nuevo ordenador a través de internet, cómo saltar del museo del Louvre a las montañas nevadas del Himalaya con un solo clic, cómo encontrar al momento una poesía de la que él recordaba sólo las 5 palabras del principio, cómo imprimirla para que se la llevase a sus amigos... y me quedé pensando "...cuando mi padre tenía mi edad, ver la televisión en blanco y negro era para él lo mismo que es para nosotros un frigorífico que te hace la compra sólo. Y su abuela decía que el teléfono y la radio eran cosas de brujas... ¿qué veré yo con su edad?"
Mosaik: plateau. O Dead Pixels. O Sunreal. Aparte de la música, silencio. Oscuridad en la calle, tenue iluminación indirecta en mis 15 metros cuadrados. Una acogedora alfombra cubriendo el no menos acogedor vinilo marrón oscuro. Y la calefacción encendida. 22 grados dentro, 2 o 3 fuera. Detrás mía, la cama y la lámpara de leer por la noche iluminando cálidamente mi santuario. Delante, el portátil, manuales de bases de datos, asp.net, C# y papeles, muchos papeles.