domingo, 8 de marzo de 2009

aborto, responsabilidad

En respuesta a Patita de goma en el artículo en La Taberna de los Mares sobre el aborto

Hace algunos años, mi posición ante el aborto era la de no mojarme las manos, la de no opinar. Tal vez por falta de valor a posicionarme o por no haberlo reflexionado lo suficiente, pensaba que como a mí me había tocado nacer hombre, nunca sabría lo que es el embarazo y, por lo tanto, no tenía el mismo derecho a opinar sobre el aborto. Que fuesen las mujeres las que decidiesen. Pero algo me decía que eso era mirar hacia otro lado, que era quitarse un problema de encima.

Patita, creo que lo de las imágenes que comenta César, al menos, debería hacernos reflexionar. No podemos cerrar los ojos ante eso. Existe y es real. Desgraciadamente es tan real como las violaciones que comentas. Por eso, en mi opinión, el aborto no es cosa que incumba únicamente a la futura madre. De entrada también es cosa del futuro hijo, o del feto en desarrollo, o del no-nacido que nacerá si no se aborta, y que si se aborta se quedará en un no-nacido no nacido. También es cosa que incumbe al futuro padre, que aunque no le toca llevarlo dentro durante nueve meses, creo que tiene la misma responsabilidad que la madre. Eso es algo que muchos hombres todavía no entienden, lamentablemente. Y que muchas mujeres tampoco entienden.

No lo llames Dios si no quieres. Yo no lo hago. A la gente nos hablan de Dios y automáticamente vemos a Rouco de fondo diciéndonos lo que debemos y no debemos hacer. No va por ahí. Creo que hablo con algo de conocimiento de causa porque nací en una familia profundamente católica y, aunque no soy católico, lo vivo de cerca y en bastantes ocasiones lo discuto y hasta lo lucho de cerca. Lee entre líneas. Hay gente que lo llama Dios, otros lo llaman Alá, otros energía y otros karma, otros magia y otros le llaman simplemente vida. Ponle la etiqueta que quieras a eso que da sentido a tu vida sin que puedas explicarlo de forma racional. Llámalo instinto de perpetuación de la especie "porque sí". Yo personalmente prefiero no llamarlo. Prefiero sentirlo, experimentarlo y saber que nunca podré darle una explicación, ni tengo porqué dársela porque soy feliz sin atar ese cabo.

El caso de la violación es duro, y aquí salen a flote mis pensamientos de hace algunos años, cuando pensaba que por ser hombre no tengo derecho a opinar. Es duro... pero es así. Un ejemplo inventado, me perdonas si no es muy acertado: el conductor de veintiún años que, borracho como una cuba, estrella su coche contra un árbol y se mata. Destroza su vida y la de los suyos, a quienes les toca hacerse fuertes, formar piña y apoyarse mutuamente para superar el obstáculo que la vida les ha puesto. Paralelamente puedes buscar razones, culpables, etcétera. El alcohol, la mala suerte... lo que quieras. El resultado al fin y al cabo es la consecuencia de mil factores amontonados, algunos evitables, otros no. De nosotros depende hacernos cargo de los evitables, pero aún así no podemos asegurar que los no evitables nos lleven al desastre. Y el resultado es el que es. Y si no nos gusta el resultado, toca dar marcha atrás si se puede, y si no se puede, toca superarlo.

Un caramelo que se nos niega, un examen cateado, un amor no correspondido, un trabajo perdido, una madre que se nos va, otro amor perdido, un embarazo no planeado.
Pero también una caricia de nuestra madre, una tarde con amigos, una asignatura superada, un flechazo, tu primer sueldo, un viaje, un embarazo planeado...

Si aceptamos los buenos resultados de la vida también deberíamos encajar los malos resultados. Por supuesto, deberíamos hacer todo lo posible por evitar los malos resultados. Pero si para conseguir nuestros buenos resultados tenemos que machacar los buenos resultados de los demás, entonces estaremos entrando en un terreno que, aunque a primera vista pueda prometer, al final no nos llevará a nada bueno. Pues básicamente creo que un aborto supone machacar los buenos resultados que tendría en la vida el chavalín que está por nacer.

Patita, estoy contigo en que un dios no es lo que hace falta aquí en la tierra para resolver el problema. No lo resolvería para todos. Pero estoy convencido de que una ley como la que plantea la ministra Aído tampoco va a resolver el problema. Una ley así no es más que un parche, una manita de pintura en una pared descalichada durante años. Se caerá la pintura en poco tiempo y se verá de nuevo la pared descalichada. Pero en cambio, una ley como la que plantea la ministra Aído sí que es fácil de hacer, de sacar a la calle. Tendrá una apreciable aceptación. Es (relativamente) populista. Es requeteeuropea y beneficia al ciudadano... o al menos al único de los dos ciudadanos implicados en el asunto al que podemos preguntarle qué le parece el tema.

Creo que es irresponsable creer en las leyes según nuestra conveniencia o comodidad, y no según unos principios básicos. Lo de los principios no hace falta complicárselo mucho. Con el "no querer para los demás lo que no quiero para mí" sería suficiente, aunque esto llevaría invariablemente a plantearse dónde ubicar al "no nacido", si dentro o fuera del grupo de los "demás". Con esto podrías pensar que tacho de irresponsable al que le guste esta ley (está justificado pensar así), pero no es eso. Que cada uno reflexione y se plantee si le gusta esta ley por conveniencia o porque está acorde con sus principios básicos. Yo sólo tacho de irresponsable al primer grupo, mientras que estoy en desacuerdo con los principios básicos del segundo grupo (pero eso sería otra cuestión).

Educación y responsabilidad

La ministra Aído comenta acerca de las 24 semanas de plazo de Holanda y de que, oh sorpresa, aún así tienen una tasa bajísima de abortos. Y que nosotros, si no queremos reabrir debates que se cerraron hace 25 años, no deberíamos oponernos a equipararnos a nuestro flamante país vecino. De aquí leo entre líneas que aunque se ampliase el plazo no habría peligro de un aumento en la tasa de abortos. Bueno... la verdad es que ojalá nos pareciésemos a Holanda en muchas otras cosas además de en la ley del aborto, como por ejemplo en el sistema educativo que tienen, uno de los mejores del mundo. Ahí no puede España llevar precisamente la cabeza muy alta. Lo que digo es que, antes de preocuparse por mejorar leyes reparadoras de daños, debería preocuparse mas de que el nivel educativo de nuestros chavales fuera la mitad de bueno que el de nuestros amigos al norte de los Pirineos, para que así nos pudiésemos dar con un canto en los dientes. ¿Por qué? Bueno, igual me aventuro demasiado, pero tal vez sería interesante realizar un estudio acerca de la relación existente entre:

a) El sistema educativo español actual, demasiado permisivo, en el que no se premia el esfuerzo y la responsabilidad.
b) El modelo social actual, con unos cánones basados en el consumismo y el materialismo que no se ve por estar cubierto de una bonita laca de colores chillones fabricada a base de tecnologías cien por cien socializantes y que nos permiten estar siempre conectados con los demás (aunque a la hora de la verdad estamos más aislados que nunca. Falta de comunicación en la era de las comunicaciones)
c) El aumento de los embarazos no deseados.

El problema no es que cambie la ley del aborto, sino que la preocupación esté en mejorar leyes reparadoras en lugar de reforzar la base, la educación. Es como quien se preocupa de tapar una grieta en la pared con papel pintado, en lugar de sanear la pared entera y, si es necesario, construirla de nuevo con cimientos fuertes, aunque eso cueste mucho más esfuerzo y los que vean la pared no noten la diferencia. Pues es lo mismo.

No estoy hablando de educación sexual. Eso sería otra manita de pintura. Hablo de un cambio de valores. No creo que la cultura del consumismo y el abuso de lo material, la comodidad y el placer a toda costa esté ayudando mucho. Todos los abusos son perjudiciales, en cualquier sentido.

En respuesta a la pregunta de si "es dios el que le va a permitir a una niña seguir adelante con su vida", bueno, supongo que si la niña es católica, aunque te pueda parecer absurdo sí que podría ser Dios el que se lo permitiese. Si no, podrían ser sus seres queridos, o el resto de la sociedad. Tú o yo, por ejemplo. Nosotros podríamos ayudarle a seguir la vida que empezó cuando nació y que siguió cuando creció y que continuó la noche en que decidió bajo su responsabilidad acostarse con su chico. Lo lamentable del asunto es la ausencia de dicha responsabilidad, que debería haberla recibido de sus padres o de la sociedad, y no recibió. ¿Y por qué no la recibió? Tal vez porque hoy en día damos muchísima importancia a seguir adelante con NUESTRA vida, por encima de todo, ya que tenemos ese derecho. Tenemos ese y cientos, miles de derechos más. Y también cientos, miles de deberes, aunque no lo queramos ver. En este caso, el derecho de seguir adelante con nuestra vida conlleva el deber de seguir adelante con las vidas que nos rodean: Padres, hermanos, amigos, vecinos, colegas de trabajo, contribuyentes y sí, también hijos. Porque no estamos solos en la sociedad, y resulta que si esa niña tiene el derecho a seguir su vida es gracias a que otros (concretamente, TODOS los demás) tenemos el deber y la responsabilidad de hacer que ella pueda seguir con su vida. Si no lo hacemos, tal vez algún día ella se acueste con un chico sin conocer las consecuencias, porque nadie se tomó la responsabilidad de educarla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En global, estoy en desacuerdo.

Aunque parcialmente de acuerdo en los problemas en la educación... pero eso no es una excusa para negar un derecho

fundamental: el de decidir cuando o no crear una vida de la propia misma.

Creo que se estan escribiendo demasiadas palabras en torno al aborto ultimamente... asi que intentare exponer mi posición
lo más brevemente posible.

1. Un feto de menos de X semanas no es una persona. No es más que un feto. De esto se deduce: un aborto dentro de sus límites es la interrupción de un proceso, no un asesinato.

2. Imagina que inesperadamente llaman a tu puerta, abres, lanzan una persona dentro de tu casa y dicen: desde hoy vives con
él/ella, y tienes total responsabilidad sobre él o ella por los siguientes 15/20 años. ¿Sería una situación deseada? ¿Sería
la relación con esa persona ideal? ¿Sería natural, o posiblemente un trauma para ambos? (padre/madre a desgana, e hijo
indeseado, hablando claro).

3. Hablamos del derecho de las mujeres a decidir "¿Abortar? Y/N". En mi opinión derecho innegable, aun más teniendo ellas
que exponer su cuerpo al posible trauma de un embarazo. ¿Pero nadie habla del padre que accidentalmente fecunda un óvulo
pero no quiere al hijo? ¿Cuál es su derecho de desligarse de la responsabilidad legal y económica de un hijo no deseado? Él
también debería tenerla. Idealmente un hijo debe ser deseado al 200%, por las dos partes, y si no hay acuerdo mejor
abortar... o en su defecto no afectar a un "padre sin ganas", si ella quiere seguir sola.

El despenalizar y descriminalizar socialmente el aborto solucionaría muchos problemas de familias rotas por violencia física o
psicológica, de criminalidad, de droga, de complejos, de traumas... porque ayudaría a garantizar que toda vida sea creada
con el deseo genuíno de crearla desde el primer día. Cualquier otra cosa (vida no deseada) es absurdo. Absurdo, absurdo,
una vida sin sentido. A menos que seamos masoquistas.

A los antiabortistas les diría que esta ley no les obliga a abortar a ellos, asi que por favor respeten las libertades personales de otros.

A los católicos (a los que creo todos ser antiabortistas radicales, ya que un católico pro-aborto es para mi como un
OVNI... nunca visto) les diría que si no quieren perder adeptos cambien su estrategia de marketing. Por ejemplo, dejen de
adorar a una mujer que parió virgen, en una sociedad donde hoy el sueño de casi todas las chicas es follar a tutiplén sin quedarse
embarazada :) ¡hablemos claro!

Aun asi, y desde mi desacuerdo... gracias por un buen artículo, razonado y filosofado intentando ser imparcial. Todo el mundo tiene derecho a tener derechos, y a estar en desacuerdo, y en fin.